sexta-feira, 13 de maio de 2011

Folha de São Paulo - Oriente Médio.

Terrorismo, islã e a democracia árabe
HUSSEIN ALI KALOUT

Os atentados terroristas da Al Qaeda constituem o maior desserviço que Bin Laden poderia prestar ao mundo islâmico e ao mundo árabe


A morte de Osama bin Laden, líder da rede de terrorismo Al Qaeda, representa o cumprimento de um objetivo político com forte sentido simbólico para a sociedade global, em especial para a norte-americana. A estrutura piramidal da Al Qaeda, com Bin Laden no cume, foi sendo desmantelada e fragmentada em células autônomas e desorganizadas, que estão espalhadas pelo mundo muçulmano.
A paralisia da organização decorre, em boa medida, do rastreamento e do bloqueio dos recursos financeiros da rede, o que limitou sua capacidade operacional.
Entretanto, a problemática do terrorismo internacional não se equaciona na eliminação de Bin Laden. Sua morte não levará ao fim do fundamentalismo islâmico.
A emergência do extremismo e do radicalismo no mundo muçulmano é oriunda da pobreza, da exclusão e da marginalização social.
Por outro lado, os atentados terroristas da Al Qaeda pelo mundo constituíram-se no maior desserviço que Bin Laden poderia prestar ao mundo islâmico de forma geral e ao mundo árabe em particular.
Um estudo da Academia Militar em West Point (EUA) revela um dado importante: entre 2004 e 2008, 85% dos atentados terroristas foram realizados em territórios de países islâmicos. E as principais vítimas do terror fundamentalista foram os próprios muçulmanos.
As recentes revoluções em prol da democracia nos países árabes marcaram o declínio da filosofia política da Al Qaeda e o fracasso do extremismo fundamentalista.
Da Tunísia à Síria, passando por Egito, Iêmen, Líbia e Bahrein, observa-se um movimento pela democracia e pela laicidade do Estado. A revolução no mundo árabe está calcada na luta pelas liberdades civis e de imprensa, na justiça social, no combate à corrupção e no fim das ditaduras hereditárias.
A luta democrática é caminho sem volta. A geração de jovens árabes exige um novo paradigma e está cansada de retóricas vazias e infundadas. O que demonstra que, ao contrário do pensamento ocidental de outrora, é possível combater o radicalismo islâmico sem a conivência com regimes totalitários.
Nas revoluções pró-democracia em países árabes não se viu invocada em nenhum momento a figura do Bin Laden. Seus simpatizantes não passam de minorias fanáticas que usam e comercializam a religião islâmica conforme suas conveniências. A morte de Bin Laden não vai repercutir na lógica das revoluções democráticas árabes, tampouco alterará a dinâmica do conflito israelo-palestino.
Os impactos principais se concentrarão em duas frentes: primeiro, na reação do extremismo islâmico no Afeganistão, no Paquistão e no Iraque; segundo, no cenário político-eleitoral nos Estados Unidos.
O presidente Barack Obama assegurou sua candidatura à reeleição. Os republicanos não possuem projeto político claro nem uma figura notável para liderar o partido nas eleições presidenciais em 2012. A menos que surjam fatos inusitados, o cenário está definido.
Contudo, em torno dessa operação apresentam-se fatores preocupantes. O primeiro deles concerne às celebrações da morte do terrorista -uma provocação desnecessária e perigosa, que pode incitar o revanchismo dos radicais islâmicos. O segundo diz respeito à legalidade da ação à luz dos dispositivos do direito internacional público e do direito internacional humanitário.
A credibilidade política dessa operação exaure-se na atuação do governo americano, pautada pela tortura de presos, pela invasão da soberania de uma nação e pela execução sem direito a julgamento do terrorista. Por mais nefastos que tenham sido os seus crimes.

quinta-feira, 12 de maio de 2011

El Pais - Artigo de Joseph Nye

El poder americano después de Bin Laden

JOSEPH S. NYE


Joseph S. Nye, Jr., a former US Assistant Secretary of Defense, is a professor at Harvard University and the author of The Future of Power.

Cuando un Estado es preponderante en cuanto a recursos de poder, los observadores hablan con frecuencia de que se encuentra en una situación hegemónica. En la actualidad, muchos expertos sostienen que el poder en ascenso de otros países y la pérdida de influencia estadounidense en un Oriente Próximo revolucionario indican una decadencia de la "hegemonía americana", pero este término es confuso. Para empezar, la posesión de recursos de poder no siempre entraña que se consigan los resultados deseados. Ni siquiera la reciente muerte de Osama Bin Laden a manos de fuerzas especiales de Estados Unidos indica nada sobre el poder americano en un sentido o en otro.



Para entender por qué, piénsese en la situación posterior a la II Guerra Mundial, en la que correspondía a EE UU una tercera parte del producto mundial y este país tenía una preponderancia abrumadora en cuanto a armas nucleares. Muchos lo consideraban un hegemón mundial. No obstante, Estados Unidos no pudo impedir la "pérdida" de China, "hacer retroceder" el comunismo en la Europa Oriental, impedir el punto muerto en la guerra de Corea, derrotar al Frente de Liberación Nacional de Vietnam ni desalojar al régimen de Castro de Cuba.

Incluso en la época de la supuesta hegemonía americana, los estudios muestran que solo una quinta parte de las medidas adoptadas por Estados Unidos para imponer cambios en otros países mediante amenazas militares dieron resultado, mientras que las sanciones económicas solo lo hicieron en la mitad de los casos. Aun así, muchos creen que la preponderancia actual de Estados Unidos en cuanto a recursos de poder es hegemónica y que decaerá, como ocurrió antes con la de Gran Bretaña. Algunos americanos tienen una reacción emocional ante esa perspectiva, pese a que sería ahistórico creer que Estados Unidos tendrá eternamente una participación preponderante en los recursos de poder.

Pero el término "decadencia" aúna dos dimensiones diferentes del poder: una decadencia absoluta, en el sentido de declive o pérdida de la capacidad para utilizar los recursos propios eficazmente, y una decadencia relativa, en la que los recursos de poder de otros Estados lleguen a ser mayores o a utilizarse más eficazmente. Por ejemplo, en el siglo XVII los Países Bajos prosperaron internamente, pero decayeron en poder relativo, pues otros cobraron mayor fuerza. A la inversa, el Imperio Romano occidental no sucumbió ante otro Estado, sino por su decadencia interna y a consecuencia de los embates de tropeles de bárbaros. Roma era una sociedad agraria con poca productividad económica y un alto grado de luchas intestinas.

Si bien Estados Unidos tiene problemas, no encaja en la descripción de decadencia absoluta de la antigua Roma y, por popular que sea, la analogía con la decadencia británica es igualmente engañosa. Gran Bretaña tenía un imperio en el que nunca se ponía el sol, gobernaba a más de una cuarta parte de la humanidad y gozaba de la supremacía naval, pero hay diferencias muy importantes entre los recursos de poder de la Gran Bretaña imperial y los Estados Unidos contemporáneos. Durante la I Guerra Mundial, Gran Bretaña ocupaba tan solo el cuarto puesto entre las grandes potencias en cuanto a personal militar, el cuarto por el PIB y el tercero en gasto militar. Los gastos de Defensa ascendían por término medio a entre el 2,5% y el 3,4% del PIB y el Imperio estaba gobernado en gran parte con tropas locales.

En 1914, las exportaciones netas de capital de Gran Bretaña le brindaron un importante fondo financiero al que recurrir (aunque algunos historiadores consideran que habría sido mejor haber invertido ese dinero en industria nacional). De los 8,6 millones de soldados británicos que combatieron en la I Guerra Mundial, casi una tercera parte procedían del imperio de allende los mares.

Sin embargo, con el ascenso del nacionalismo, a Londres leresultó cada vez más difícil declarar la guerra en nombre del Imperio, cuya defensa llegó a ser una carga más pesada. En cambio, Estados Unidos ha tenido una economía continental inmune a la desintegración nacionalista desde 1865. Pese a lo mucho que se habla a la ligera del imperio americano, Estados Unidos está menos atado y tiene más grados de libertad que la que disfrutó Gran Bretaña jamás. De hecho, la posición geopolítica de Estados Unidos difiere profundamente de la de la Gran Bretaña imperial: mientras que esta última había de afrontar a unos vecinos en ascenso en Alemania y en Rusia, Estados Unidos se beneficia de los dos océanos y de unos vecinos más débiles.

Pese a esas diferencias, los estadounidenses son propensos a creer cíclicamente en la decadencia. Los Padres Fundadores se preocupaban por las comparaciones con la decadencia de la República de Roma. Además, el pesimismo cultural es muy americano y se remonta a las raíces puritanas del país. Como observó Charles Dickens hace un siglo y medio, "de creer a sus ciudadanos, como un solo hombre, están siempre deprimidos, siempre estancados y siempre son presa de una crisis alarmante y nunca ha dejado de ser así".

Más recientemente, las encuestas de opinión revelaron una creencia generalizada en la decadencia después de que la Unión Soviética lanzara el Sputnik en 1957 y otra vez durante las sacudidas económicas de la época de Nixon en la década de 1970 y después de los déficits presupuestarios de Ronald Reagan en la de 1980. Al final de aquel decenio, los americanos creían que el país estaba en decadencia; aun así, al cabo de una década creían que Estados Unidos era la única superpotencia. Ahora muchos han vuelto a creer en la decadencia.

Los ciclos de preocupación por la decadencia nos revelan más sobre la psicología americana que sobre los cambios subyacentes en cuanto a recursos de poder. Algunos observadores, como, por ejemplo, el historiador de Harvard Niall Ferguson, creen que "debatir sobre las fases de la decadencia puede ser una pérdida de tiempo: lo que debería preocupar más a las autoridades y los ciudadanos es una inesperada caída en picado". Ferguson cree que una duplicación de la deuda pública en el próximo decenio no puede por sí sola erosionar la fuerza de Estados Unidos, pero podría debilitar la fe, durante mucho tiempo dada por supuesta, en la capacidad de Estados Unidos para capear cualquier crisis.

Ferguson está en lo cierto al sostener que Estados Unidos tendrá que abordar su déficit presupuestario para mantener la confianza internacional, pero, como muestro en mi libro El futuro del poder, lograrlo entra dentro de lo posible. Estados Unidos disfrutó de un superávit presupuestario hace solo una década, antes de que las reducciones fiscales de George W. Bush, dos guerras y la recesión crearan una inestabilidad fiscal. La economía estadounidense sigue ocupando uno de los primeros puestos en competitividad, según el Foro Económico Mundial, y el sistema político, a su desorganizado modo, ha empezado a lidiar con los cambios necesarios.

Algunos creen que antes de las elecciones de 2012 se podría lograr una avenencia política entre republicanos y demócratas; otros sostienen que es más probable un acuerdo después de las elecciones. En cualquier caso, las declaraciones difusas sobre una decadencia de la hegemonía resultarían una vez más engañosas.

terça-feira, 3 de maio de 2011

Site R7 - Obama e a morte de Bin Laden

Obama é o grande vencedor com a morte de Bin Laden
Morte do terrorista pode ajudar reeleição do presidente dos EUA, em 2012

Maurício Moraes, do R7



Em apenas um dia, Obama viu sua popularidade disparar; há uma semana, presidente teve de provar que havia nascido nos Estados Unidos



Há uma semana, a Casa Branca teve de divulgar a certidão de nascimento de Barack Obama, para responder setores conservadores que acusavam o presidente de não ser americano. Dias depois, Obama é o grande líder do país, que conseguiu, dez anos após os ataques do 11 de Setembro, matar seu inimigo número 1, Osama bin Laden. A explosão de patriotismo devolve orgulho aos americanos e pode ser a chave para a reeleição do presidente, no ano que vem.

Tanto Heni Ozi Cukier, da ESPM (SP), quanto Creomar Lima Carvalho de Souza, do IBMEC (Brasília), ambos professores de relações internacionais, concordam que Obama é o “grande vencedor” da operação que matou Bin Laden, neste domingo (1º), em sua casa nos arredores de Islamabad, no Paquistão.

Para Cukier, além de Obama, o “povo americano também será beneficiado”.

- O 11 de Setembro, a guerra no Iraque e no Afeganistão e a crise econômica derrubaram a autoestima dos americanos. A morte de Bin Laden eleva a autoestima e os americanos voltam a se ver como líderes e vencedores.

Carvalho de Souza diz que Obama “recebeu um abacaxi da mão dos republicanos”.

- Recebeu duas guerras, uma imagem negativa dos EUA, a crise econômica. E próximo do ciclo eleitoral, Bin Laden está morto. Isso faz com que Obama tenha uma carta na manga para as eleições.

Aprovação de Obama dispara

Antes do anúncio da morte de Bin Laden, apenas 17% dos americanos consideravam favoravelmente a atuação de Obama como comandante-em-chefe das Forças Armadas e líder em questões de segurança nacional. Sua popularidade, de modo geral, estava em 41% - ponto mais baixo desde o pico de 62%, em 2009.

Mas, já na tarde de segunda-feira (2), a primeira pesquisa sobre os mesmos quesitos mostravam níveis favoráveis de 76% em termos amplos, com 77% de aprovação no item “segurança nacional”.

Al Qaeda deve reagir

Segundo Cukier, a morte de Bin Laden “não afeta o coração operacional da Al Qaeda. Mas tem um impacto simbólico muito forte”.

- O lado simbólico é importante, porque o terrorismo não visa conquistar um território, mas sim usar o medo para atingir seus objetivos.

Bin Laden era a principal referência da rede terrorista Al Qaeda, que espalhou células por várias partes do mundo.
Carvalho de Souza alerta, no entanto, que a rede terrorista irá reagir.

- Uma parte da militância da Al Qaeda está de luto. De outro lado, a morte também estimula o movimento “agora é hora de dar o troco”. Alguma reação ocorrerá, qual o tamanho e como isso ocorrerá, não se sabe.

Paquistão é o grande problema

Tanto Cukier quanto Carvalho de Souza ressaltam que o Paquistão se torna, agora, o centro das preocupações sobre a segurança internacional.

Apesar de ser um aliado histórico dos EUA, o Paquistão não é um regime confiável para os americanos, tanto que a operação que matou Bin Laden não foi comunicada com antecedência ao governo paquistanês.

Nesta segunda-feira (2), o assessor para segurança interna de Obama, John Brennan, informou que os EUA vão investigar a eventual colaboração paquistanesa a Bin Laden.

domingo, 1 de maio de 2011

Pensando o Jornalismo e a Democracia - Jessica Macêdo

Jornalismo, violência e democracia – objeto e papéis sociais

Jéssica Macêdo

Ao longo dos últimos dez anos, diversos casos de violência estiveram na pauta midiática por tempo além do necessário para apenas divulgar o fato. Análises e conceitos tem participado da cobertura dos acontecimentos como algo complementar daquela informação. Seria esta a abordagem correta das tragédias contemporâneas?

Podemos dizer que os veículos de comunicação tem caminhado para o rumo correto, mas o atual modelo passa longe de ser o ideal. É importante lembrar que já foi bem pior, quando o papel da imprensa em casos de violência se resumia em dar apelidos a bandidos e incentivar a violência como resposta à violência. Como no caso, em 1964, do bandido “Cara-de-cavalo” (apelido dado pelo imprensa), que dentre muitas manchetes de jornais incitando a violência, a última do Última Hora (Rio de Janeiro) foi “Cara-de-cavalo: os bandidos morrem assim”, fazendo referência à morte de cara-de-cavalo alvejado por dezenas de tiros aos 23 anos de idade.

Sobre a abordagem da imprensa policial e especificamente sobre o caso “Cara-de-cavalo”, o repórter policial Luarlindo Ernesto, que trabalhou muitos anos na editoria de polícia do Jornal do Brasil, fez algumas declarações em entrevista ao livro Reportagem policial (Faculdade da Cidade, 1998), dentre elas, uma que mostra o quanto as mistificações realizadas pela imprensa, ainda que sem querer, podem encobrir o real retrato da violência social e policial:

“Foi um mito construído pela imprensa, um bandido muquirana, tinha uma mulher na zona, assaltava ponto de bicho em Vila Isabel e fumava uma maconhazinha, não era um bandido de expressão. O azar dele foi que o banqueiro de bicho chamou os amigos policiais e pediu para eles darem um sumiço no cara. Os policiais foram dar uma dura e, naquela afobação de prendê-lo, um policial matou um colega. Botaram a culpa no Cara de Cavalo e isso motivou uma caçada implacável ao jovem bandido, que tinha apenas 23 anos. (....)”


Essa construção mitológica de bandidos, aparentemente, chegou ao fim. Deu espaço a um jornalismo mais factual que ainda precisa de ajustes. Trazer apenas o factual para a pauta acarreta em adotar formas exaustivas de torná-lo interessante. A mídia tem ido com muita sede ao pote, motivada pelas manifestações pessoais de aceitação da população em geral. Quanto mais os espectadores consumirem esse tipo de informação, por mais tempo ela será explorada pelos veículos.

A violência está por toda parte. Segundo o Ministério da Saúde, por exemplo, a cada 10 horas uma criança é assassinada no Brasil, o que corresponde a mais de cinco mil mortes de crianças até 14 anos de idade nos últimos seis anos. A mídia divulga todas essas mortes? É notório que não. A violência que pauta a mídia é aquela que atinge da classe média alta para cima ou grandes proporções dramáticas e comoção, como o caso Realengo, por exemplo.

É nisso que a mídia falha, dentre outras coisas. No seu papel social. Ao invés de promover o incentivo ao combate à violência, ela trata o tema pontual de acordo com o seu interesse de audiência. Por mais que se afirme que os veículos tem papel de informantes do fato, eles também são formadores de opinião, responsáveis também pelo agendamento de políticas públicas.

Sempre que se trata um caso isolado dando destaque ao contexto social, alguma coisa muda. É preciso investigar, informar o fato e trazer para o debate maneiras de evitar e melhorar esse contexto social. Atualmente, os especialistas que tratam do assunto junto à mídia, tem visão tão limitada quanto os veículos. Geralmente, são fontes policiais que sabem apenas do seu papel e do seu próprio contexto.

O ministério público e o ministério da saúde também tem informações importantíssimas a respeito da violência como um todo, que se debatidas junto com a sociedade, poderiam ser construtoras de novas políticas de combate à violência e de conscientização social. Segundo pesquisa realizada durante a elaboração do livro “Mídia e violência – novas tendências na cobertura de criminalidade e segurança no Brasil” de autoria de Silvia Ramos e Anabela Paiva, 83,7% dos textos analisados em jornais de circulação nacional eram motivados por fatos cotidianos (assaltos, homicídios, acidentes) e apenas 6,1% traziam matérias de inciativa da imprensa para debater assuntos a respeito da segurança-pública.

Informações como estas mostram que de fato a abordagem midiática da violência evoluiu, mas ainda é muito deficiente no papel social que ela tem junto a sociedade e governos. O progresso é comprometido quando só se debate segurança-pública quando alguma tragédia acontece. Temos de evitá-la e não esperá-la acontecer para se tomar alguma providencia. Atitude que cabe tanto aos governantes quanto à mídia. A sociedade é espelho das atitudes de quem os dirige e vice-versa. Democracia é isso, o individual dá espaço ao coletivo. Todos participam respeitando seus papéis sociais.

*Jéssica Macêdo é jornalista, entusiasta dos estudos dos papéis e efeitos da mídia na sociedade contemporânea. Twitter: @lambujja Blog: http://lambujja.com.br